Viviendo la vida cristiana

Viviendo la vida cristiana

English Version

Este post es la sexta parte de una serie que se llama “fe sencilla” que tiene el propósito de destacar los conceptos sencillos de la fe cristiana. Se puede ver los primeros posts por los siguientes enlaces:  Fe sencilla,  Dios, La Biblia, El pecado y la muerte, y Jesús.

“Soy un cristiano”. Esta declaración suena tan sencilla, pero puede tener diferentes significados por diferentes personas, algo que causa confusión. Uno quiere decir nada más que se ha crecido en una cultura cristiana y no es un budista o musulmán. Otro está tratando de diferenciarse de los católicos. Otro la está utilizando para hablar de su estilo de vida – sus razones para participar o no en ciertas actividades. Otros casi lo usan como un arma – un método para criticar, juzgar o atacar a otros. Con los usos diversos, puede ser una expresión confusa.

Entonces, ¿cómo cortamos toda la complejidad para llegar al corazón del cristianismo y qué significa ser un cristiano? Si miramos históricamente al concepto de la palabra, ser un cristiano significaba, sencillamente, ser un seguidor de Cristo. Eso captura mucha de la idea detrás del término, pero yo he decidido usar la siguiente frase para capturar el significado: Vivimos en relación con Jesús. Pero, ¿qué significa esta frase?

Creo que hay dos conceptos subyacentes que nos ayudan a entender la frase, y algunas prácticas importantes que nos pueden ayudar a vivirla. Pero al final, quiero agregar un testimonio personal de cómo se ve esto.

El primer concepto subyacente es esto: Ya que Jesús se resucitó de entre los muertos y fue al cielo para estar con Dios, él está vivo y puede guiar y interactuar con nosotros. Hablamos de los detalles prácticos de este concepto en un momento, pero cuando reducimos el cristianismo a solamente normas y reglas en vez de una relación, perdemos el aspecto interactivo que está en el centro del cristianismo. El cristianismo se trata de una relación, no de reglas.

El segundo concepto es que somos unidos con Dios (y Jesús) a través del Espíritu Santo. La Biblia nos enseña que cada persona que entra en un pacto (una relación) con Dios recibe el Espíritu Santo. Este Espíritu, alternativamente llamado el Espíritu de Dios o el Espíritu de Cristo, es quien nos permite a conectar con Jesús e interactuar con él.

Pero ¿cómo se ve esto a nivel práctico? Hay ciertos hábitos sencillos que han sido fundamentales para los cristianos a través de la historia. Las formas de estas prácticas son diferentes en diferentes culturas y tiempos, pero alguien que quiere vivir en relación con Cristo regresará a estas prácticas vez tras vez. Son tan sencillas que casi parecen aburridas o demasiado fáciles, pero la habilidad que tienen para impactar la vida son tan significante que nunca deben ser despreciadas.

  1. Leer la Biblia – Los cristianos siempre han creído que Dios puede hablar a nosotros, y que el método principal en que lo hace es a través de la Biblia. Creemos que el Espíritu Santo guió los autores de las Escrituras a escribir lo que necesitamos para conocer a Dios y vivir nuestra fe. También creemos que el mismo Espíritu Santo nos habla a través de esas palabras. Aunque el Espíritu nos puede hablar de muchas diferentes maneras (“susurros bajos” o sentimientos suaves, circunstancias, sueños, visiones, y aun una voz audible a veces), se nos dio la Biblia para ser la guía estable que nos ayuda a evaluar todos los otros métodos de escuchar el Espíritu Santo. Y he descubierto que entre más alguien acepta la Biblia como la Palabra de Dios y la toma en serio (cuando dice perdonar o amar a tu prójimo, lo hagas!), más refleja su vida el carácter y la persona de Jesús.
  2. Orar – La oración es un método dado a nosotros para escuchar a Dios y hablar con Él. Si creemos en tener una relación con Jesús, entonces la interacción es importante. Por supuesto, Dos sabe todo de nuestra vida, pero cuando oramos, intencionalmente perseguimos una relación con Él. Hay muchas diferentes formas de orar, pero el corazón de este hábito es el valor de interactuar con Dios.
  3. Reunir – Los cristianos siempre han reunido para alabar a Dios y crecer en su fe. Hay dos maneras principales para reunirse. La primera es en un grupo large, casi siempre los domingos, para alabar a Dios juntos, aprender y convivir. El formato puede variar mucho, pero el propósito es más o menos igual. La segunda manera de reunirse es en un grupo más pequeño, a menudo entre semana. Este formato sirve muy bien para personalizar las enseñanzas y aplicarlas a la situación particular de los individuos. Es una manera excelente de escuchar la voz de Dios a través del consejo de otros, y también de animarse los unos a los otros, desafiarse en crecimiento, y buscar juntos la voluntad de Dios. 
  4. La Obediencia – Por supuesto, el propósito final de estas prácticas es vivir de la manera que Dios quiere que vivamos – tanto en general como en situaciones particulares donde él nos pide a hacer algo para bendecir y ayudar a otros. Leemos la Biblia, oramos, y nos reunimos para que podamos aprender a vivir como la gente de Dios y ser su representantes aquí en el mundo. Nuestra relación con Cristo debe tocar cada aspecto de nuestra vida – el trabajo, el ocio, la familia, las amistades, los pasatiempos, etc. Deseamos honrar a Dios por obedecerlo.

Pero seamos honestos – todo eso suena muy aburrido. Vamos a la iglesia, oramos, y leemos la Biblia. ¿Por dónde está la aventura? La aventura viene cuando realmente empezamos a implementar la parte de la obediencia. Por nosotros como familia, esto ha significado dejar nuestra vida cómoda en Canadá para ir a Costa Rica, y luego México, para servir en iglesias allá. La foto vinculado con este post es nuestra familia de paseo en un pueblo minera en México. El proceso de obedecer a Dios ha sido una aventura, ¡por no decir otra cosa!

Por supuesto, la mayoría no va a dejar su tierra natal para servir a Dios en otro país. Pero todos tenemos el llamado de ser obediente a Dios. Esto significa que no solamente oramos, leemos la Biblia y asistimos a la iglesia – significa que actuamos. Significa que salimos de nuestra zona de confort y amamos a otros como Jesús nos mostró. Significa que vamos a nuestro trabajo, pero también que oramos por nuestros compañeros de trabajo y les mostramos el amor de Jesús. Significa que llenamos nuestro tiempo libre no solamente con los pasatiempos divertidos, sino también con actividades que serán una bendición a otros. Significa que nos ofrecemos como voluntarios en el banco de comida, que visitamos a vecinos enfermos, que oramos con personas pasando por dificultades, que damos la bienvenida a los migrantes, que donamos dinero no solamente a la iglesia, sino también a otras organizaciones que necesitan ayuda. También significa escoger la disciplina y el servicio sobre las libertades y derechos en nuestra vida. Significa hacer sacrificios para seguir a Dios – sea construir un matrimonio fuerte en vez de involucrarnos en la pornografía or relaciones de corto plazo, o invertir más tiempo y energía en las vidas de tus niños, o trabajar menos para poder invertir en otras actividades (de Dios o de la iglesia), o enfrentar los pecados o traumas de tu vida para convertirte en la persona que Dios quiere que seas. Por eso yo enfoqué más en  vivir en relación con Jesús. Es más que solamente ir a la iglesia y orar y leer la Biblia. Es vivir en a vida respondiendo a lo que Jesús nos dice. Y por ahí está la aventura.

Entonces, ahí está. Aunque es un desafío vivir como un cristiano, a la misma vez es muy sencillo. Vivimos en una relación con Cristo, escuchando su voz y tratando de obedecer lo que él nos dice y seguir dónde nos guía. Somos cristianos – seguidores de Cristo que viven en relación con él.

Jesus

Jesus

Versión Español

This is the fifth part in a series called “Simple Faith”, examining the simple concepts of the Christian faith. You can read the previous posts by following these links: Simple FaithGodThe Bible, and Sin and Death.

Note: I chose the picture above because it both shows the traditional view of Jesus and a model of what Jesus may actually have looked like based on the standard features of Jewish people of that time. I struggle sometimes with the “perfect” (and very caucasian) images of Jesus that we sometimes have. This is not at all the focus of my post, but I find it interesting. For a brief description of what Jesus may have looked like, wore, etc., check out this short BBC article.

In this part of our simple faith series, we enter into the heart of Christianity – the person and work of Jesus Christ.

The views on Jesus are many and varied. Christians claim that he is the divine Son of God. Others believe he was just a historical person, but who exactly he was is all over the map – a spiritual mystic? A wisdom teacher? A miracle worker? A simple prophet or teacher who was misunderstood by his followers, who later “upgraded” him to the Son of God? The ideas are legion. There are even a few (very few) who would argue that he never existed.

With all of these different views, understanding Jesus can feel incredibly complex. There have been countless volumes about him and an indescribable amount of ink spilled to try to explain him. But it can also be quite simple to understand Jesus. I have stated it as such: God became human in the person of Jesus to pay the price for our sin and to restore our relationship with God. Let’s break that down briefly.

Have you ever looked at an animal, like a dog, and wished you could understand and communicate with it? That would be awesome. By far the easiest way to do it would be to become that animal. By doing so, you would be able to communicate and understand it, and it, you. While this isn’t a perfect analogy, this is basically what Christianity says happened. God became human. Jesus was fully human – he was born, grew, ate, slept, walked around, and eventually died like every other human. 

But at the same time, he was God, demonstrated by the what he did and said. This is seen in a variety of ways – one thinks automatically of the healings he performed, driving out demons, and control over nature. But aside from those, we also see Jesus doing other very God-like things – forgiving sins, accepting worship, claiming to be Lord of the Sabbath, speaking as though his words were more definitive and authoritative than the Jewish Scriptures (the Old Testament), calling God his Father (instead of “our father” as the Jews apparently did), and so on. Plus his statements in the gospel of John that are even more definitive – I am the way, the truth and the life…, I am the resurrection and the life…, I am the bread of life…, I and the Father are one…, before Abraham was, I am [the Jewish name for God]….

Then there’s the whole rising from the dead thing. This is the linchpin of Christianity – the moment when Jesus showed that he was more than just a simple prophet or wisdom teacher. Of course, there’s no getting around the fact that it takes faith to believe that he actually rose from the dead, but it is definitely the simplest explanation for the rise of Christianity. All other explanations require ignoring or rewriting the gospels (to make Jesus not divine), and the complicated creation of other theories to explain the rise of Christianity. And while someone rising from the dead is definitely hard to believe, it is no harder to believe than God existing in the first place or becoming human. It’s at least consistent.

But it’s not just his existence and nature that are important. We looked last time at the fact that our sins have consequences. While we mostly discussed the external and internal destructive consequences of sin, it is also worth noting that our sins will often (always, if life was actually fair) bring some form of punishment. A child who lies and is caught will be punished by their parent. An employee caught stealing will be punished in some form (probably fired!), and someone who breaks the law will go to prison. While initially that punishment is designed to be corrective in nature, eventually, if the problem is not fixed, the punishment becomes permanent – whether that is permanent loss of relationship or employment, lifelong imprisonment or even (in some places) execution. I am not arguing for or against any particular form of punishment, I am simply acknowledging what we all know: wrong behaviour has consequences – punishment. One cannot simply allow a person to continue without correction. And if they refuse to change, eventually either removal from your presence or from society as a whole becomes necessary. Christianity argues that our sins deserve punishment, which is entirely consistent with our sense of justice. We would expect no different from our earthly parents or leaders, so why would we expect different of God? But it also says that Jesus, deserving no punishment himself, took that punishment for all of us.

In some ways this sounds hard to grasp, but we are very familiar with the concept if we think of movies. Who hasn’t seen a movie where one person sacrifices themselves for the benefit of others? At the same time, we are familiar with the concept of one person taking the punishment for another. While the general rule is that each person should pay for their own sins, we recognize that, especially when the punishment is too great, both the punisher and the sense of justice can be satisfied by another offering themselves to take the punishment or pay the fine.

This is what we find in the story of Jesus. Out of love, he offered to take our punishment. And God poured out His wrath and our punishment on him. In doing so, justice was served. But in taking that punishment on Himself in Jesus, God was both the punisher and the punished. We have seen and understand the love of God, and also the wrath of God toward sin. 

(As a side note, but an important one, wrath is appropriate. Just think of how we react as parents when one of our children disobeys, especially if they hurt another one of our kids. Sin destroys us, others, and relationships, and we are correct as parents to be angry about it and to punish appropriately. So, too, God expressed His displeasure toward sin and poured out His wrath on Jesus, as well as promised wrath at the final judgment in the future. We hate the idea of wrath when we look at God, but we are very quick to experience (and justify!) wrath when others offend us, and to demand justice. I think we are pretty hypocritical to expect otherwise from God.)

So because justice has been served, we are able to enter into a new relationship with God. God has always wanted to live in relationship with us, but our own sin has got in the way – it has stood as a barrier of guilt from our perspective, and as a barrier of justice from God’s perspective. Jesus took away both of those barriers. Justice has been served, and we can enter freely into God’s presence knowing that someone has paid for our sin.

That may have got complicated again, so let’s move it back to simple. God. Became human in Jesus. Jesus restored our relationship with God by getting rid of the barriers of justice and guilt, rising from the dead to show that he has power even over death. So now we can live in the proper relationship with God without fear of punishment, but rather with hope for eternal life. In my last post I ended by pointing out that I need help with this sin problem. In this post, we see that God provided that help.

And that is the simple story of hope that we hold onto in the midst of a complex and sinful world.

Jesús

Jesús

English Version

Este post es la quinta parte de una serie que se llama “fe sencilla” que tiene el propósito de destacar los conceptos sencillos de la fe cristiana. Se puede ver los primeros posts por los siguientes enlaces:  Fe sencilla,  Dios, y La Biblia, y El pecado y la muerte.

Nota: Escogí la foto arriba porque muestra una imagen “tradicional” de Jesús y un modelo de cómo se probablamente veía a Jesús basado en las características estándares de la gente semítica de esa época. A veces tengo problemas con la imagen “perfecta” (y muy caucásico) de Jesús que usamos. Este no es el enfoque de este post, pero me parece interesante. Por una descripción breve de cómo se probablamente veía Jesús, y cómo se vestía, etc., se puede leer este artículo breve de la BBC.

En esta parte de la serie de “fe sencilla”, llegamos al corazón del cristianismo – la persona y la obra de Jesús. 

Las opiniones en cuanto a Jesús son muchas y variadas. Cristianos dicen que él es divino – el hijo de Dios. Otros creen que era una persona histórica, pero sus opiniones varían mucho desde ahí – un místico espiritual? un maestro de sabiduría (un sabio)? un obrador de milagros? un profeta o maestro que fue malentendido por sus seguidores, quienes “mejoraron” sus enseñanzas y historias para hacerle el hijo de Dios? Hay muchas opiniones. Aun hay un grupo (aunque pequeño) que declara que él nunca existió.

Con todas estas perspectivas diferentes, puede ser muy complejo entender quién es Jesús. Hay un sinnúmero de tomos y cantidades inmensas de tinta usada para tratar de explicarlo. Pero también puede ser muy sencillo entender quién era Jesús. Lo he dicho así: Dios se hizo humano en la persona de Jesús para pagar el precio por nuestros pecados y restaurar nuestra relación con Dios. Examinamos esta idea brevemente.

¿Una vez has mirado a un animal, tal vez un perro, y deseado comunicarte con ello? Eso sería increíble. Definitivamente la manera más fácil para hacerlo sería convertirse en ese animal. Por hacer eso, podrías comunicarte con ello, y ello contigo. Aunque esta no es una analogía perfecta, básicamente, esto es lo que dice el cristianismo que pasó. Dios se hizo humano. Jesús era completamente humano – nació, creció, comía, dormía, caminaba por aquí y por allá, y eventualmente murió como cualquier otro humano.

Pero a la misma vez, era Dios, mostrado por lo que él hacía y decía. Lo vemos en varias maneras – uno piensa automáticamente en las curaciones que hacía, los demonios que echaba, y su control sobre la naturaleza. Pero aparte de esas cosas, también lo vemos haciendo otras cosas que pertenecen a Dios – perdonar los pecados, aceptar alabanza, declararse el Señor del sabbat, hablar como si sus palabras fueran más definitivas y autoritarias que las Escrituras judías (el Antiguo Testamento), referir a Dios como su Padre (en vez de “nuestro padres” como evidentemente hacían los judíos), etc. Y sus declaraciones en el libro de Juan son aun más definitivas – yo soy el camino, la verdad y la vida…, yo soy la resurrección y la vida…, yo soy el pan de vida.., el Padre y yo somos uno…, antes de que Abraham naciera, Yo Soy [el nombre judío por Dios]….

Y obviamente, hay la resurrección. Esta es el factor clave del cristianismo – el momento cuando Jesús mostró que era más que un profeta sencillo o un sabio. Claro, uno no puede evitar que la fe sea necesaria para creer que él resucitó, pero definitivamente es la explicación más sencilla por el surgimiento del cristianismo. Cualquier otra explicación nos requiere a ignorar o revisar los evangelios que tenemos (para eliminar la divinidad de Jesús) o crear otras teorías complicadas para explicar el nacimiento del cristianismo. Y aunque es obviamente difícil creer que alguien resucitó de entre los muertos, no es más difícil que creer que Dios existe o que él se hizo humano.

Pero no es solamente su existencia y naturaleza que son importantes. La ultima vez hablamos de que nuestros pecados tienen consecuencias. Aunque nos enfocamos principalmente en las consecuencias destructivas (internas y externas), también hay que mencionar que los pecados casi siempre traen alguna forma de castigo. Si un niño dice una mentira y sus padres se dan cuenta, lo van a castigar. Si un empleo roba de su compañía y sus jefes se enteran, va a ser castigado (probablamente despedido!). Y alguien que comete un crimen va a ir a la cárcel. Aunque el castigo inicialmente se dirige a corregir, eventualmente, si el problema no se rectifica o cambia, el castigo se convierte en algo permanente – sea la pérdida de una relación o el empleo, encarcelamiento de por vida o aun (en algunos lugares), la ejecución. No estoy argumentando a favor o en contra de cualquier forma de castigo, solamente estoy reconociendo lo que todos sabemos: el comportamiento malo tiene consecuencias – el castigo. Uno no puede permitir a alguien a seguir con su comportamiento malo sin corrección. Y si ellos niegan a cambiar, tarde o temprano, es necesario quitarles de tu presencia o de la sociedad. De igual manera, el cristianismo sostiene que nuestros pecados merecen ser castigados, que es completamente constante con nuestro sentido de justicia. Esperamos esto de nuestros padres o liderazgo, entonces ¿por qué no de Dios? Pero la buena noticia de Jesús es que él mismo, que no mereció el castigo, lo tomó por cada uno de nosotros.

De cierta manera, esto parece difícil de comprender, pero en la realidad, conocemos bien este concepto. ¿Quién no ha visto una película o leído una historia donde una persona se sacrifica o por el beneficio de otros? De la misma manera, conocemos el concepto de una persona aceptando el castigo por otro (algo muy similar). Aunque la regla general es que cada persona debería pagar por sus propios pecados, reconocemos que a veces, sobre todo cuando el pecado es demasiado fuerte, tanto el castigador como el sentido de juicio se puede satisfacer a través de alguien ofreciéndose a sí mismo de parte de otro, pagando la multa o aceptando el castigo.

Esto es lo que encontramos en la historia de Jesús. Por amor, él se ofreció para tomar nuestro castigo. Y Dios derramó su ira y su castigo sobre él. Al hacerlo, se sirvió justicia. Pero por tomar este castigo por sí mismo en la persona de Jesús, Dios fue tanto el castigador como el castigado. Hemos visto y entendido el amor de Dios, y también su ira hacia el pecado.

(Como nota aparte, pero una importante, la ira es la emoción apropiada hacia el pecado. Piensa en cómo nos reaccionamos como padres cuando uno de nuestros hijos nos desobedece, sobre todo si lastima a otro de nuestros hijos. Nos enojamos. El pecado destruye a nosotros, a otros, y a las relaciones que tenemos, y tenemos razón como padres enojarnos y castigarlos de manera apropiada. Igualmente, Dios expresó su disgusto hacia el pecado y derramó su ira sobre Jesús, también prometiendo ira en el juicio final en el futuro por los que no se arrepientan. Odiamos la idea de la ira cuando hablamos de Dios, pero estamos muy rápidos a vivenciar (y justificar!) la ira cuando otros nos ofendan a nosotros. ¡Exigimos la justicia! Croe que somos muy hipócritas exigir algo diferente de Dios.)

Entonces, ya que se ha servido la justicia, podemos entrar en una nueva relación con Dios. Dios siempre ha querido vivir en relación con nosotros, pero nuestro pecado ha interferido – ha servido como una barrera de culpa de nuestra perspectiva, y una barrera de justicia desde la perspectiva de Dios. Jesús quitó esas barreras. Se ha servido la justicia, y ahora podemos libremente entrar en la presencia de Dios con confianza porque alguien ha pagado el precio por nuestro pecado.

Tal vez esto se complicó de nuevo, entonces regresamos a lo sencillo. Dios. Se hizo humana en Jesús. Jesús restauró nuestra relación con Dios por quitar las barreras de justicia y culpa, levantándose de entre los muertos para mostrar que él tiene poder aun sobre la muerte. Entonces podemos vivir en una relación con Dios sin temor de castigo y la muerte, y con confianza en la promesa de vida eterna. En mi último post, concluí por decir que yo necesitaba ayuda con el problema del pecado. En este post, vemos que Dios proveyó la ayuda necesaria.

Y esa es la historia sencilla a que podemos agarrar en medio de un mundo complejo y pecaminoso.

Sin and Death

Sin and Death

Versión Español

This is the fourth part in a series called “Simple Faith”, examining the simple concepts of the Christian faith. You can read the previous posts herehere, and here.

As we continue our journey of the simple truths of Christianity, we come to the second concept: We disobeyed God (sinned) and all sorts of problems arose – in particular death.

To say that there is debate about every aspect of this concept would be accurate. There is the debate about whether God exists and whether there is actually someone to whom we are accountable. Then there is endless debate about the nature of humanity – are we a mix of both good and bad (like the famous yin and yang symbol)? Or re we good at heart, or evil? There is an outright denial by some that sin even exists, and even when people acknowledge that humans often do what is wrong, it is often quickly downplayed or blamed on other causes, such as society, our childhood, hurts inflicted by others, etc. And of course, there is debate about whether death is something natural – a simple biological reality to be embraced – or an enemy to be fought against with everything in us.

Christianity addresses each of these topics in depth, with complex discussions about God, the nature of humanity, morals and ethics, and the nature of death in our world. But the concept as I laid it out above is quite simple: We sinned, the world is broken, and death is the result. A few words about each of these will suffice for the purpose of this project.

If we accept as our starting point that God exists, then it is the most natural thing in the world that He would have guidelines and expectations for us. Every parent in the world has expectations of how their children will behave. Every boss of a company has expectations of his employees. Every person in charge of something has guidelines for those under them. If God created us, then of course there are guidelines for what is right and wrong.

And despite all the debate about what is right and wrong, I dare say most people are actually pretty closely aligned in identifying the things that will cause hurt and damage. While we can argue about things on a theoretical level, we can usually identify them pretty quickly if we experience them. Someone steals from us? That’s wrong. Someone mistreats us? Wrong. Cheats on us? Wrong. Is arrogant and looks down on us? Wrong. Is greedy? Wrong. In fact, if we were to look at classic Christian descriptions of right and wrong, such as the 10 commandments, the 7 deadly sins, lists in Paul’s letters (such as Galatians 5:19-21), or other comments in the Bible, we will discover that most people will look at them and recognize how those sins are hurtful, especially if we put ourselves in the position of the offended party. (This is the best viewpoint, I believe, because we are more likely to justify our own actions if we consider doing these things, but we recognize their destructive and hurtful nature if we consider someone committing them against us).

As well, we all know that breaking the rules leads to negative consequences, especially in relation to other people. The child who lies will, sooner or later, discover the destruction of trust and relationships that that causes. And if they refuse to change their ways, that destruction will grow. In fact, if they continue to disobey, they will discover (or reveal) not just external consequences such as broken relationships, but internal consequences such as a character that is misshapen and unworthy of trust. So it is with all sin – it causes not just external damage, but internal damage. This is why the world is broken – we are all sinful people who constantly hurt ourselves and others. Sometimes unintentionally, but at other times quite deliberately.

Which leads us to our final point, death. Sin is destructive, and its end point is death (both physically and especially spiritually, which is what physical death seems to warn us about). This is what we find in the book of James 1:14-15: “Temptation comes from our own desires, which entice us and drag us away. These desires give birth to sinful actions. And when sin is allowed to grow, it gives birth to death.” In the Christian view, death is not part of God’s creation – it is something foreign, the result of the destructive power of sin. Life is what God created us for, and death is the enemy.

I think most people agree that we were created for life, even if they express it differently. Nearly every person has some idea of what they think will come after death, whether reincarnation, going to a better place, becoming one with everything, etc. We all agree that we want to live or continue in some way, shape or form. Even those who truly deny life after death, such as certain atheists, will often express discomfort with the idea of ceasing to exist. Death is “normal”, but not natural or welcome.

And so we see that each concept is both simple and logical. If God exists, He has guidelines. We are generally aware of those guidelines, and if we break them, there are both external and internal consequences of a destructive nature. Because we all disobey these guidelines, the world is broken. We are broken – and not just broken, deliberately rebellious at times. And since sin is destructive, it inevitably leads to death – both physical death and spiritual death.

It is certainly true that this particular concept is not exactly comforting, but it is simple and makes perfect sense. And it fits in with our own experience – sin exists and it is destructive.

But I think it’s also important to make it personal: 
I generally know what is right and wrong
I choose to do what is wrong far too often (I’m broken and/or rebellious)
I know that it has a negative, destructive effect on my life, and
I know that death approaches, and that this sin is a problem – both because of how it destroys me, and also because of the potential of standing before God, the One who set the guidelines that I so often ignore.

And I think it leads to one other conclusion:

I need some help to get rid of this sin in my life.

Once again, keeping it simple can bring a lot of clarity – even if what it reveals is less than exciting.

El Pecado y La Muerte

El Pecado y La Muerte

English Version

Este post es la cuarta parte de una serie que se llama “fe sencilla” que tiene el propósito de destacar los conceptos sencillos de la fe cristiana. Se puede ver los primeros tres posts aquí,  aquí, y aquí.

Siguiendo nuestra discusión de las verdades sencillas del cristianismo, llegamos al segundo concept: Nosotros hemos desobedecido a Dios (pecamos). El resultado es que existen muchos problemas en el mundo- sobre todo la muerte.

Decir que hay un debate sobre cada aspecto de este concepto sería muy cierto. Hay un debate sobre la existencia de Dios y si de veras existe alguien a quién tenemos que rendir cuentas. Luego hay debate sin límites sobre la naturaleza de la humanidad – ¿somos una mezcla de lo bueno y lo malo (como vemos en el símbolo del yin y el yang? O ¿Somos buenos de naturaleza, o malos? Hay algunos que niegan por completo que exista el pecado, y aun cuando alguien reconoce que los humanos hacen muchas cosas malas, a menudo trata de decir que no es por el pecado , sino por otras causas, como la sociedad, lo que nos pasó cuando éramos niños, heridas que hemos sufrido, etc. Y claro, hay debate sobre la naturaleza de la muerte – ¿es una realidad biológica que tenemos que aceptar, o un enemigo contra quien debemos luchar con todo?

El cristianismo toca en cada uno de estos temas en profundidad, con argumentos complejos sobre Dios, la naturaleza humana, la moralidad y la ética, y la naturaleza de la muerte. Pero el concepto que mencioné es muy sencillo: Nosotros pecamos, el mundo está quebrantado, y el resultado es la muerte. Unas palabras sobre cada una de estas ideas será suficiente por este proyecto.

Si aceptamos como nuestro punto de partido que Dios existe, entonces tiene mucho sentido que Él tiene pautas y expectativas para nosotros. Cada padre en el mundo tiene expectativas para sus niños y su comportamiento. Cada jefe de una empresa tiene expectativas para sus empleos. Cada persona encargado de un proyecto tiene pautas para los bajo su cargo. Si Dios nos creó, entonces claro que tiene expectativas y pautas para nosotros.

Y a pesar de todo el debate sobe qué, exactamente, es correcto y qué no, creo que la mayoría de personas es muy bien alineado sobre las cosas que causan daño y que nos duelen. Podemos discutir a nivel teórico, pero normalmente podemos identificarlos muy rápido si los experimentamos. ¿Alguien nos roba? Eso es malo. ¿Alguien nos maltrata? También es malo. ¿Nos estafa? Malo. ¿Es arrogante y nos menosprecia? Malo. ¿Es codicioso? Malo. De hecho, si miramos a las descripciones clásicas de lo bueno y lo malo, como los diez mandamientos, los 7 pecados capitales, las listas que nos da Pablo (p.e. Gálatas 5:19-21), u otros pasajes en la Biblia, descubrimos que la mayoría de personas las ve y reconoce rápidamente que esas cosas son dañinos, sobre todo si nos ponemos en la posición de ser la persona ofendida. (Este es el punto de vista mejor, creo, porque tendemos a justificar nuestras propias acciones cuando ofendemos a otros, pero reconocemos su naturaleza destructiva y dolorosa si pensamos en otro haciéndolas a nosotros.)

También, todos sabemos que desobedecer las reglas lleva a consecuencias negativas, sobre todo en cuanto a nuestra relación con otras personas. El niño que miente va a descubrir, tarde o temprano, que esto destruye la confianza. Y si rehusa a cambiar, esta destrucción va a crecer. De hecho, si desobedece constantemente, va a descubrir (o revelar) no solamente consecuencias externas como relaciones destruidas, sino también consecuencias internas como un carácter malformado que no es digno de la confianza. Así es con todo tipo de pecado – causa no solamente daño externo, sino también daño interno. Por eso, el mundo está quebrantado – todos somos pecadores que nos lastimamos a nosotros mismos y a otros. A veces lo hacemos sin querer, pero en otras ocasiones, es muy intencional.

Y eso nos lleva al punto final, la muerte. El pecado es destructivo, y su fin es la muerte (tanto físico como espiritual, que es la muerte más profundo a que la muerte física nos apunta). Eso es lo que encontramos en el libro de Santiago 1:14-15, “Todo lo contrario, cada uno es tentado cuando sus propios malos deseos lo arrastran y seducen. Luego, cuando el deseo ha concebido, engendra el pecado; y el pecado, una vez que ha sido consumido, da a luz la muerte.” Desde la perspectiva cristiana, la muerte no es parte de la creación de Dios – es algo ajeno, el resultado del poder destructivo del pecado. Dios nos creó para la vida, y la muerte es el enemigo.

Creo que casi todos están de acuerdo que somos creados para la vida, aun si lo expresamos de diferentes maneras. Casi todos tienen ideas sobre lo que va a pasar después de la muerte, sea la reencarnación, ir a un lugar mejor, llegar a ser uno con el universo, etc. Todos estamos de acuerdo que queremos vivir o continuar de alguna manera. Aun los que completamente niegan la existencia de vida después de la muerte expresan incomodidad con la idea. La muerte es “normal”, pero no es natural o bienvenido.

Entonces vemos que cada concepto es sencillo y lógico. Si Dios existe, tiene pautas para nuestro comportamiento. Por lo general, estamos conscientes de esas pautas, y si las violamos, hay consecuencias destructivas que son tantos externas como internas. Ya que todos desobedecemos estas pautas, el mundo está quebrantado. Somos quebrantados (por lo menos) o aun intencionalmente rebeldes. Y dado que el pecado es destructivo, forzosamente nos lleva a la muerte – muerte física y muerte espiritual.

Es cierto que este concepto no es exactamente reconfortante, pero es sencillo y tiene sentido. Y cabe muy bien con nuestra experiencia cotidiana – el pecado existe y es destructivo.

Pero también es importante personalizar esta idea:
Yo, por lo general, entiendo lo bueno y lo malo
Yo escojo demasiado comúnmente hacer lo malo (estoy quebrantado y/o rebelde)
Yo sé que el pecado tiene un efecto negativo y dañoso en mi vida, y
Yo sé que la muerte se acerca, y que mi pecado es un problema, tanto porque me destruye como porque tengo que contemplar la posibilidad de ponerme frente a Dios, quien estableció las pautas que ignoro tanto.

Y creo que lleva a una conclusión más:

Yo necesito ayuda para quitar este pecado de mi vida.

Una vez más, mantener la sencillez nos ayuda a ver con más claridad – aun si lo que se revela no es muy emocionante.

The Bible

The Bible

Versión Español

This is the third part in a series called “Simple Faith”, examining the simple concepts of the Christian faith. You can read the previous posts here and here.

Before we get any further into this series, it’s worth taking a moment to discuss the Bible, considering that the Bible is the foundation of the Christian story. Since it’s so important, this will probably be the longest post of this series.

The Bible has been the “victim” of endless attacks over the past two centuries. It has been labelled as myth, derided as historically inaccurate, viewed as just another spiritual book, or seen as nothing more than a product of its times. To say that the issue is complex would be both accurate and severely understating the issue. So, without going into detail, what can I say about the Bible?

  1. It’s historically pretty solid. I say “pretty solid” because there are a lot of questions, and those questions get a lot of attention – the creation story, the flood, the exodus from Egypt, the birth of Jesus. Those things are understandable. But despite that, a few details are worth noting:
    a) There is a ton of evidence to support the history of the Bible. Archaeology has benefited tremendously from what the Bible says. There is tons of support for the historical figures and places named, events, etc. The questions exist, but they pale compared to what is supported.
    b) Many of the questions deal with ancient history. Understandably, the further back you go, the more questions arise. And there is lots that is disputed – but there is very little or nothing (despite claims otherwise) that shows that it is wrong. But boy, are there a lot of questions, both historically and literarily (were some stories history, or just allegory to make a point, or some other literary form?)
    c) It’s constantly proving skeptics wrong. Time and time again, when doing historical research, you will find the comment, “historians didn’t believe that such and such a person, [or place, or title, or people group] actually existed as the Bible claims, but recent discoveries show that they did.” It actually makes it harder to believe skeptics when they say something doesn’t exist or didn’t happen. I prefer to wait for more evidence and analysis. Archaeology is actually still a fairly young science, and the art of interpretation can be, at times, somewhat subjective.
  2. Most skeptics (and most people) begin with an anti-supernatural bias. This is totally understandable, but the Bible is a pretty supernatural book. The result is that much is “written off” for the sole reason that it is supernatural – especially in the life of Jesus. I don’t find that to be a good place to start an honest and open investigation, even if I can understand why people have that bias.
  3. The Bible requires faith. There is no way to prove all (or even any) of the God parts. The historical parts being reliable can give us some confidence, but ultimately, it requires faith. Those of us who are Christians would argue that it is reasonable faith, not just because of the historical reliability, but because of other factors like the overwhelming evidence of spirituality and morality in human beings, the cohesiveness of the story it tells, and the explanations it gives to life. But at the end of the day, it’s still a matter of faith.
  4. The Character of God, as revealed, is good. God gets a lot of flack for some of his “judgmental” actions, but there are three factors that stand out as part of his character:
    1. His love – From the creation of a good world for humanity, to His patience with our sinfulness, to His faithfulness despite humanity’s unfaithfulness, to the full forgiveness and offer of life that He gives us through Jesus, God’s love shines through.
    2. His justice – God hates sin. When He gets angry, it is due to the sinfulness of people and the destruction that sin brings. And He doesn’t just ignore it – He actually does something about it. We see this in many stories of God bringing about justice, and many words saying that He will one day bring about perfect justice. I must also note that we have no problems clamouring for justice when people offend and hurt us or others, so it’s a bit unfair to get angry at God when He actually punishes people for their misdeeds, or threatens them if they don’t obey. 
    3. His fairness – At times, God’s justice makes Him appear “evil” according to some, but when we combine His justice with His constant warnings, extreme patience (decades or centuries of waiting and warning), pleadings to repent, and relenting from judgment very quickly when someone actually does so, we see a different picture. There is justice, but only when there seems to be no other option and no repentance from those He is trying to get to obey. As well, the Bible constantly talks about how God sees and judges our heart, as well as our actions (which usually flow from our heart), so there is every evidence that He will judge fairly and appropriately.
  5. Jesus. The central story of Christianity is Jesus. There is a lot to back up both his life and also his death. There are a lot of reasons to believe in his resurrection as well, but that would be a whole complicated post. There are arguments against the resurrection, but I find they include a lot of speculation and the assumption that the Bible is wrong (instead of showing that it’s wrong). The simplest explanation for the rise of Christianity, the radical change in Jewish theology to Christian theology, and the willingness of the first disciples to give up everything for this new faith is that Jesus actually rose from the dead, which radically changed them and their approach to life. 
  6. It is different from other religious books. Again, this would take a long time to get into, but for me, there are two key points. The first is the strength of its history and cohesion through two millennia or more of stories. The second is the person of Jesus and his claims. Again, this does not prove anything, but I do believe that the message and the worldview it presents are distinct from all other holy books (while acknowledging that there are similarities at times, especially when it comes to ethical teaching).
  7. Its ethical teaching is pretty solid. Of course there are ideas that people disagree with, and some that are hard to understand, but for the most part, when I read the list of things that we are to do and not do, it’s pretty clear to see why, and following its teachings sure leads to the avoidance of a lot of heartache and trouble.

There is much more that could be said, but I want to keep this as simple as possible, so I’ll wrap it up there.

So, are there questions surrounding the Bible? Of course. There are tons of questions from all angles. But at the end of the day, it gives me a story for humanity that makes sense, and allows me to find my place in it. It shows me a God that I can both love and yet also respect and even fear (appropriate fear of One much greater than myself) – Someone who is worthy of worship, especially as He is revealed in the person of Jesus Christ.

It’s simple, really. Despite the questions that remain, I believe the Bible is a trustworthy guide to know God and to live a godly (and good) life.

La Biblia

La Biblia

English version

Este post es la tercera parte de una serie que se llama “fe sencilla” que tiene el propósito de destacar los conceptos sencillos de la fe cristiana. Se puede ver los primeros dos posts aquí y aquí.

Antes de seguir con los conceptos sencillos, vale la pena tomar un momento para hablar sobre la Biblia, ya que la Biblia es la fundación de la historia cristiana. Por ser tan importante, este post probablamente será el post más largo de esta serie.

La Biblia ha sido la víctima de ataques interminables durante el curso de los siglos anteriores. Ha sido burlado como un mito, atacado como un libro sin precisión histórica, designado como nada más otro libro espiritual, o visto como un producto meramente humano. Decir que el asunto es complejo sería correcto, pero también subestima dramáticamente la realidad. Dado la complejidad, y sin entrar en mucho detalle, ¿qué puedo decir sobre la Biblia?

  1. Históricamente, es más o menos confiable. Digo “más o menos” porque hay muchas preguntas históricas, y esas preguntas reciban mucha atención – la historia de la creación, el narrativo del diluvio, el éxodo de Egipto, el nacimiento de Jesús. Son preguntas entendibles y importantes. Pero a pesar de ellas, tenemos que notar unas cositas:
    a) Hay much evidencia a favor de la historicidad de la Biblia. Se han encontrado varias ciudades, y todavía están descubriendo cosas utilizando la Biblia. Hay mucha evidencia a favor de las personas, eventos y lugares históricos de la Biblia. Hay preguntas, sí, pero ellas son pocas en comparación con lo que es confirmado.
    b) Muchas de las preguntas tienen que ver con la historia más antigua. Con razón, entre más te alejes del presente, más preguntas surgen. Y hay mucho que está discutido – pero hay poco o nada que se puede mostrar es claramente incorrecto (a pesar de las declaraciones de muchos). La historia anciana es complicada.
    c) Los escépticos se muestran equivocados constantemente. Vez tras vez, cuando uno está haciendo investigaciones históricas, se encuentra el comentario que “los historiadores no creían que tal y tal lugar, o persona, o título, o grupo existía como dice la Biblia, pero descubrimientos recientes muestran que de hecho sí, existían”. Este patrón hace que sea un poco difícil tomar en serio los escépticos. Prefiero esperar más evidencia y análisis. También, hay que reconocer que la arqueología es todavía una ciencia joven y la interpretación de evidencia puede ser un poco (a veces) subjetiva.
  2. La mayoría de escépticos (y la mayoría de gente) tiene un prejuicio anti-sobrenatural. Yo entiendo esto muy bien, pero la Biblia es un libro muy sobrenatural. El resultado es que muchos ignoran lo que la Biblia dice nada más porque trata con eventos sobrenaturales – sobre todo en la vida de Jesús. Y aunque entiendo este prejuicio, no es un buen punto de partido para hacer una investigación honesta y abierta.
  3. La Biblia require fe. No hay ninguna manera de mostrar definitivamente las partes que hablan de Dios. La historicidad confiable nos da un nivel de confianza (si es confiable sobre eventos históricos, es más probable que sea confiable en cuanto a las partes sobrenaturales), pero al fin de cuentas, creerla require fe. Nosotros (los cristianos) creemos que esta fe es una fe razonable (no una fe ciega o tonta), no solamente debido a la fiabilidad histórica, sino también por otros factores como la presencia casi unánime de la espiritualidad y la moralidad en los humanos, la comprensión de la historia que la Biblia nos cuenta, y la explanación que nos da de la vida. Pero al final del día, todavía es un asunto de fe.
  4. El carácter revelado de Dios es bueno. Muchos se enojan con Dios por sus juicios fuertes, pero yo veo tres cosas importantes en su carácter:
    a) Su amor. Desde la creación de un mundo bueno para la humanidad, hasta su paciencia con nuestro pecado, hasta su fidelidad a pesar de nuestra infidelidad, hasta el perdón completo y vida eterna que nos ofrece a través de Jesús, el amor de Dios brilla en las páginas de la Biblia.
    b) Su justicia. Dios odia el pecado. Cuando se enoja, es debido a la pecaminosidad de los humanos y la destrucción que esta trae a la vida. Y Él no lo ignora – Él responde al pecado. Vemos esto en varias historias donde Dios condena el pecado y castiga el mal, y los pasajes donde Él promete la justicia perfecta en el futuro. También tengo que mencionar que nosotros no tenemos ningún problema con la justicia cuando alguien nos ofenda a nosotros. Clamamos por la justicia cuando alguien nos lastima. Entonces es un poco injusto enojarnos a Dios cuando Él castiga a alguien por sus pecado o cuando el amenaza a los malvados (incluso nosotros) con justicia.
    c) Su imparcialidad. A veces la justicia de Dios da la impresión que Él mismo es un malvado, pero cuando lo vemos junto con sus advertencias constantes, su paciencia extrema (espera a veces décadas o aun siglos antes de actuar), sus ruegos a la gente que se arrepientan (y su tendencia de girar desde enojo a perdón en un instante cuando alguien lo hace), vemos la situación un poco diferente. Hay justicia, pero solamente cuando no hay otro recurso y cuando los objetivos de su ira rehusan a cambiar. También la Biblia habla mucho de que Dios juzga a nuestro corazón y nuestras acciones (que normalmente fluyen de nuestro corazón), entonces hay mucha evidencia que Él es un juez justo y imparcial, y no un tirano que demanda la perfección.
  5. Jesús. El centre del cristianismo es la persona y la historia de Jesús. Hay mucha evidencia que él existió y murió. También hay muchas razones para creer en su resurrección, pero eso necesitaría otro post complicado. Hay argumentos contra la resurrección, pero en mi opinión, esos tienen mucha conjetura y sufren de la presuposición que la Biblia está equivocada (en vez de mostrar que es así). La explicación más sencilla por el surgimiento de cristianismo, por el cambio radical desde un teología judía a una teología cristiana, y la disposición de los primeros discípulos a abandonar todo para proclamar esta nueva fe es que Jesús de veras resucitó de la muerte, algo que radicalmente cambió su vida.
  6. Es diferente de cualquier otro libro religioso. Otra vez, esto llevaría mucho tiempo para argumentar, pero para mí, hay dos puntos claves. El primero es la precisión histórica y la cohesión de la enseñanza a través de dos milenios de historias. El segundo es la persona de Jesús y sus declaraciones. Otra vez, esto no es una prueba, pero creo que el mensaje que nos da la Biblia y la cosmovisión que se presenta es diferente de cualquier otro libro “santo”. (Pero reconozco que a veces hay similitudes, sobre todo en cuanto a algunos puntos éticos.)
  7. La enseñanza ética es muy fuerte. Claro hay ideas con que no todos están de acuerdo, y algunas que son un poco difícil a entender. Sin embargo, por lo general, cuando leo las listas de cosas que debemos o no debemos hacer, es muy obvio por qué, y seguir las enseñanzas de la Biblia ayuda mucho a evitar dolores de corazón y problemas.

Hay much más que se puede decir, pero quiero que este post sea lo más sencillo posible, entonces por ahí termino.

Entonces, ¿hay preguntas en cuanto a la Biblia? Claro! Hay un montón de preguntas de muchas diferentes perspectivas y campos. Pero al final del día, la Biblia me da una historia en cuanto a la humanidad que tiene sentido, y que me permite encontrar mi lugar en ella. Me muestra un Dios que puedo amar, pero también quien merece mi respeto y aun temor (en el sentido apropiado, de Alguien mucho mayor que yo) – Alguien que está digno de alabanza, sobre todo cuando miro a la persona de Jesús.

Es sencilla. A pesar de las preguntas que siguen en pie, creo que la Biblia es una guía confiable para conocer a Dios y vivir una vida justa (y buena).

God and Us

God and Us

Versión Español

God made us in His image for relationship with Him.

As I mentioned in my last post, there are two ways to fish. One way is complicated – all the gear, lots of practice, special trips, study of both the art of fishing and the habits of the fish, and usually the inversion of copious amounts of time and money. The other way is simple – grab a pole, grab some line and a hook, and go stand at the river. Both methods are good and valuable, but they each look and feel different.

Christianity in our society is often overwhelmed with the complicated approach. Explain, explain, explain. Answer the criticisms, show the proof, argue the details. We live in the information society, so we need to prove everything. This can lead to many fantastic conversations and provide some very fulfilling answers. But it can also rob us of the joy of the simple story of our faith.

So how do we get this simplicity back with Christianity?

I think the answer is just as simple: We focus on the big ideas of our faith, and let go of the incessant need to explain every detail. Again, I’m not suggesting that those details don’t matter or aren’t interesting, just that they can rob us of the simple truths that can bring both joy and peace. Today I want to focus on two big ideas that can get bogged down in details.

The first is this: That God exists.

Our society has made this idea seem foolish, when it’s really quite logical. Complexity by its very nature indicates the presence of an intelligence behind it, so to see a complex world implies a significant intelligence. Morals are intrinsically relational, so it isn’t illogical to think that they indicate a person – God – behind them. Human children look like their parents, so it isn’t ridiculous to think that humanity resembles Someone greater than us. Nothing can create itself, so when confronted with a universe that had a beginning, it makes sense to think something – or more accurately, Someone (since “things” also don’t have intelligent creative power) – began it. Humanity seems to have an intrinsic inclination towards worship, and if not to worship, at least to look for meaning beyond ourselves, all of which points to a source and fulfillment beyond ourselves.

Of course, none of these arguments are “proof”, but that’s not my point here. My point is simply that the existence of God makes sense. It is more our society that has declared it illogical than the actual facts themselves. There is no compelling reason why we shouldn’t believe in God.

But the implications are also significant and simple. Someone is in control. Someone is in charge. Like a child is able rest easy because they know that their parents are present and in charge, so can we “rest easy” because we know that there is a God who is overseeing all of the goings on of humanity and this world, even while giving us freedom to make our own choices. When everything seems out of control, when we have no idea what’s going on, when tragedy hits or when life is going well, we can rest in the simple knowledge that there is One who knows and oversees all. This is peace.

The second big detail is this: that we were created in His image and have intrinsic value.

Humanity is complicated and messy. But we are valuable and special as well. Scripture paints us as made in His image – like God. In some ways, this has been captured in our western society, where we proclaim (but don’t always live) the value of all people, regardless of age, race, nationality, economic status, and yes, even sexuality. Unfortunately, this message of the value of humanity is contradicted by the teaching that humans are nothing special, just advanced primates, and that there is no actual cosmic significance to our lives. What is affirmed in one breath is taken away in the next.

By contrast, Christianity teaches that we are valuable because we reflect God Himself. We are not just extra smart animals. It also teaches that our lives have significance, and that we are created both for purpose (to work and govern this world) and, ultimately, for relationship (eternally with others and with God). From the unborn to the elderly, from the sick to the healthy, from the rich to the poor, and every variation in between, humans are intrinsically valuable. And the heart of the gospel is the story of Jesus – that God Himself actually came as a human to identify with us, to experience our world as one of us, and to resolve the death situation that faces us all (this is a topic for a future post). When reading the Bible, it’s pretty clear that God wants to have a relationship with us – that’s why He created us in the first place.

And so we affirm two simple ideas, both of which can bring tremendous peace and joy:

God exists and is in control.

You are special and loved – created in His image to have a relationship with Him.

Let those simple truths sink in.

Dios y Nosotros

Dios y Nosotros

English Version

Dios nos creó en su imagen, con el fin de tener una relación con Él.

Como mencioné en mi post anterior, hay dos métodos de pescar. Uno es complicado – un montón de equipo, mucha práctica, viajes especiales, un estudio profundo de cómo pescar y los hábitos de los peces, y la inversión de mucho dinero y tiempo. El otro método es muy sencillo – agarrar una caña, una línea y un anzuelo, y ponerse a la orilla del agua. Los dos métodos son buenos y tienen valor, pero son diferentes.

Nuestra sociedad demanda explicaciones complicadas por todo – incluso el cristianismo. Hay que explicar, explicar, y explicar – contestar los criticismos, mostrar pruebas, defender todos los detalles. Vivimos en la época de información, entonces todos quieren más información – una explicación completa y pruebas definitivas. Esto puede abrir la puerta a muchas conversaciones increíbles y dar muchas respuestas muy satisfactorias. Sin embargo, también puede robarnos del gozo de la historia sencilla de nuestra fe.

Entonces, ¿cómo capturamos de nuevo la simplicidad del cristianismo?

Creo que la respuesta también es sencilla: nos enfocamos en las ideas grandes de nuestra fe y soltamos la necesidad de explicar cada detalle. Otra vez, no estoy sugiriendo que estos detalles no importen y que no sean interesantes, pero por enfocar tanto en los detalles, perdimos las verdades sencillas que nos pueden traer gozo y paz. Hoy, quiero enfocarme en dos ideas grandes.

La primera es esta: Que Dios existe.

La opinión intelectual de nuestra sociedad es que esta idea es tonta, cuando en realidad es muy lógica. La complejidad, por su naturaleza, implica la presencia de inteligencia, entonces un mundo compleja implica una inteligencia suprema. Los morales son intrínsecamente relacional, entonces no es ilógico suponer que la presencia de morales indica una persona – Dios – detrás de ellos. Lo niños parecen a sus padres, entonces no es ridículo pensar que la humanidad tiene semejanza a Alguien mayor que nosotros. No es posible por “nada” crear a algo, entonces cuando vemos un universo con un principio, tiene sentido pensar que algo – o mejor dicho Alguien (ya que cosas tampoco tienen poder para crear) – lo inició. La humanidad muestra una inclinación hacia la veneración, y si no la veneración, por lo menos busca un significado más allá de nosotros, la cual nos apunta hacia una fuente de vida y un significado fuera de nosotros.

Claro, todas estas cosas no son “pruebas”, pero esto no es mi objetivo con este post. Mi punto es nada más mostrar que la existencia de Dios tiene sentido. Es más el caso que nuestra sociedad (o por lo menos un grupo en nuestra sociedad) ha declarado que esta idea es ilógica que los hechos lo han mostrado. No hay una razón convincente para no creer en Dios.

Las implicaciones de su existencia son notables y sencillas. Hay alguien que tiene control. Hay alguien que está encargado de este mundo y esta vida. Entonces como un niño puede descansar en paz porque sabe que sus padres son presentes y cuidándolo, también nosotros podemos descansar en paz, porque sabemos que hay un Dios supervisando toda la humanidad, aún cuando nos da la libertad de tomar nuestras propias decisiones. Cuando la vida siente fuera de control, cuando no sabemos qué está pasando, cuando nos toca la tragedia o cuando la vida va bien, podemos descansar con la confianza que hay Uno que sabe todo y que está encargado de todo. Esa es la paz.

La segunda idea que afirmamos es esta: que Dios nos creó de su propia imagen y que tenemos valor intrínseco. 

La humanidad es muy compleja y muy desarreglada. Pero también somos valiosos y especiales. Las Escrituras nos describen como creados en la imagen de Dios – somos como Él. De ciertas maneras, hemos capturado un poco esta idea en la sociedad occidental, donde proclamamos (pero no siempre vivimos) el valor de todos, sin importa su edad, raza, sexo, nacionalidad, estatus económico y aun sexualidad. Desafortunadamente, contradecimos este mensaje del valor de la humanidad por la enseñanza que los humanos no son nada especial, somos nada más primates avanzados, y que no hay un significado cósmico por nuestra vida. Lo que afirmamos en un aliento, quitamos en el siguiente.

En cambio, el cristianismo enseña que tenemos valor porque reflejamos a Dios mismo. No somos nada más animales super inteligentes. También nos enseña que nuestras vidas tienen un significado, y que fuimos creados por un propósito (trabajar en y gobernar este mundo) y, a fin de cuentas, para estar en relación eternamente con Dios y con otros. Cada persona, desde los no nacidos a los ancianos, los enfermos a los de buena salud, los pobres a los ricos, y cada variación posible, tiene valor increíble. Y el corazón de la Biblia es la historia de Jesús – que Dios mismo vino como humano para identificar con nosotros, para vivir en este mundo como uno de nosotros, y para resolver el problema de la muerte que nos enfrenta (un tema que viene). Es muy claro que Él quiere tener una relación con nosotros – es el propósito por el cual nos creó.

Entonces, afirmamos dos ideas sencillas que nos pueden dar gozo y paz tremendo:

Dios existe y está en control.

Tú eres especial y amado – creado en la imagen de Dios para tener una relación con Él.

Permite que esas ideas profundizan en tu corazón.

Fe Sencilla

Fe Sencilla

English Version

Hay momentos cuando la complejidad es buena, pero hay otros momentos cuando crea más problemas que soluciones.

Por ejemplo, pensamos en alguien que quiere pescar. Hay dos maneras de hacerlo. El primero es encontrar un palo o una caña que es fuerte pero flexible, atar una línea de pesca, y ponerle un anzuelo a la línea. Luego, nada más hay que ir a un lago o río, meter la línea, y ver qué pasa.

El segundo método es hacer mucha investigación y preparación. ¿Qué tipo de pescado quieres pescar? ¿Por dónde se encuentran? ¿Qué tipo de equipo necesitas para hacerlo? Y luego necesitas comprar el equipo – la caña de pesca mejor (o una variedad de cañas), cebos y carnadas de varios tipos, la línea correcta por el tamaño de pescado que buscas, anzuelos, y muchas otras cosas. Más todas las extras – ropa para pescar, tal vez un barco y una camioneta para llevarlo al lago, chalecos salvavidas, baldes para los pescados, etc. Hay que planear tiempo para ir a pescar. Y al final, todos se diviertan.

Bueno, no cabe duda que el segundo método hace que el primero parezca muy primitivo y aun simplista. Y sin duda el segundo dará mucho gozo a los que lo practican así, y aun, probablamente, más éxito (por lo menos a lo largo plazo). La complejidad no es nada mala.

Sin embargo, a veces la complejidad es más un obstáculo que un beneficio. En vez de dar gozo, puede producir frustración. Tal vez no hay dinero suficiente para comprar el equipo que quieres o necesitas. No hay tiempo por el viaje perfecto de pescar. O tal vez todo está bien organizado por un viaje, pero surge una tormenta. O tal vez la recompensa no vale la pena. Se puede perder el gozo de pescar debido a la complejidad de la aventura.

Lo vi el verano pasado cuando fuimos a visitar algunos familiares en su terreno en las orillas de un lago. Al llegar, encontramos los primos de nuestros hijos pescando al fondo del muelle. Y inmediatamente, nuestros hijos se juntaron con ellos. No tenían nada más que una caña, una línea y un anzuelo. En los siguientes días, ellos pasaban horas pescando desde ese muelle. A veces pescaban algo, y a veces no, pero siempre se divertían. Pudiéramos haber encontrado un barco para ir al centro del lago, o comprado unos cebos impresionantes, o sus propias cañas de pesca, o muchas otras cosas. Pero para ellos, eso hubiera sido nada más una distracción. Ellos solamente querían una caña, una línea y un anzuelo, y estaban perfectamente contentos.

Creo que se puede aplicar esto a nuestra vida espiritual, sobre todo en nuestra cultura y ambiente “intelectual”. Vivimos en una época compleja – la época de información. Tenemos mucho más conocimiento a las puntas del dedo que jamás pudiéramos utilizar. Y ese conocimiento produce en nosotros cierta expectativa – que siempre vamos a poder saber todo, explicar todo, contestar todo. El misterio o la ignorancia no son tolerables.

Entonces tenemos altas expectativas cuando abordamos al cristianismo. Exigimos respuestas a todo. Tenemos la expectativa de explicar cada detalle. Somos muy sospechosos a encontrar brechas en el entendimiento o la explicación de algo. Exigimos que el cristianismo – como todo – sea muy complejo, con una solución por cada problema.

Bueno, el cristianismo no tiene problemas con la complejidad. No se puede decir que los cristianos evitan conversaciones o problemas difíciles (bueno, obviamente algunos lo hacen, pero el cristianismo como un total no lo hace). Hay discusiones increíblemente complejas, agradables y bonitas sobre cada aspecto del cristianismo. La complejidad no es nada mala.

Pero a veces (a menudo, creo), siento que la complejidad obstruye la belleza de la historia sencilla del cristianismo. Recientemente, he estado muy consciente de esto en mi propia vida, y lo he visto también en la vida de otros. En medio de una búsqueda intensa por respuestas complejas y comprensivas a cada pregunta que se puede imaginar, se hace muy fácil perder el centro sencillo del cristianismo. Y los cristianos sufren como resultado.

El mensaje central del cristianismo no es difícil:

  • Dios nos creó en su imagen, con el fin de tener una relación con Él
  • Nosotros lo desobedecemos (pecamos). El resultado fue muchos problemas – sobre todo la muerte
  • Dios se hizo humano en la persona de Jesús para pagar el precio por nuestros pecados y restaurar nuestra relación con Dios
  • Vivimos en relación con Jesús
  • Tenemos la esperanza de vida eterna en vez de un castigo o separación

Confieso que en una época científica, ese mensaje sencilla puede parecer no solamente simplista, sino también anticuado. Las preguntas surgen, pidiendo respuestas complejas, gritando por atención y resolución. Las escucho yo regularmente. De hecho, la mayoría de las veces cuando contemplo a Dios y hablo con otros que están luchando con la fe, esas preguntas dominan y guían la conversación.

Sin embargo, recuerdo cómo crecí y las vidas y ejemplos de mis padres y abuelos. Había preguntas en ese tiempo, sin duda, pero no dominaban la conversación. Dominaba la historia sencilla – que Dios nos creó, que Dios nos ama, que Dios nos quiere perdonar para poder tener una relación con nosotros, que Dios nos quiere mostrar cómo vivir y nos quiere ofrecer vida eterna. Y esa historia sencilla dio vida y gozo increíble.

Entonces, quiero usar mis siguientes posts no para contestar todas las preguntas o debatir los asuntos complejos, sino para recordar la historia sencilla y reflejar sobre el gozo que ella puede dar a uno. Porque la complejidad no es mala, pero a veces es un obstáculo.

Entonces, vámonos. Agarra una caña, una cuerda y un anzuelo. Vamos a pescar.